Debranding

Alquilar trozos de espacio público es un negocio redondo para muchos: municipios, empresas de «comunicación exterior» y marcas. Una terraza de bar por aquí, zonas multicolores de estacionamiento por todas partes, estaciones del nuevo servicio «público» de alquiler de bicicletas, vallas publicitarias, Mupis, lonas que cubren edificios vendiendo lo que sea… cualquier excusa es buena para beneficiarse del espacio público.

Estas empresas venden estos productos de la siguiente manera:

• Localizaciones estratégicas.
• Excelente calidad de presentación.
• Mantenimiento e inspección de todos los soportes.
• 24 horas de impacto (soportes iluminados).
• Visión del soporte 100% frontal (perpendicular al tráfico).

Por lo tanto, una valla publicitaria se cobra porque es un soporte situado en el espacio público, altamente visible y que cuenta con las características anteriormente mencionadas. Las diferencias de precio varían en función de la calidad de la valla (tamaño, ubicación, luminosidad, etc.) y de la cantidad de producto contratado.

Pero, ¿son las vallas el único soporte publicitario con el que nos encontramos por aquí? Evidentemente, no. Cuando compramos una prenda de vestir que satisface nuestras necesidades, generalmente aceptamos que su marca esté en un lugar bien visible. Incluso algunas personas adquieren las prendas en función de la visibilidad de la marca.

Esta práctica nos recuerda al «hombre anuncio», una técnica publicitaria que consiste en que una persona lleve mensajes publicitarios sobre su cuerpo.